Guías y tutoriales
HISTORIA DEL CINE, VISIÓN TECNOLÓGICA (IV)
¿Demasiado texto?. Aquí puedes ver la versión en vídeo:
LA REVOLUCIÓN DIGITAL
Ya solo la historia de los efectos especiales me llevaría una serie de artículos similares, así que voy a dar unas pinceladas al respecto, para situar la evolución técnica y digital…
El proceso de digitalizar el celuloide fue desarrollado a la misma vez que el nacimiento de la televisión, y se llama TELECINE, precisamente una palabra que designa el paso del CINE a la TELEvisión:
Este proceso no solo servía para poder emitir las películas filmadas, sino que se usó extensivamente para lograr efectos especiales más elaborados, como por ejemplo el uso de los “Matte Paintings”, que son dibujos muy elaborados que se combinan junto con imagen real, y que se siguen usando hoy día, aunque de forma mucho más elaborada. Un ejemplo de Matte Painting clásico es por ejemplo este de la película “El Mago de Oz”, en la que el Matte Painting cubre casi la totalidad de la imagen, dejando un hueco donde se insertará la imagen real:
Los efectos de superponer elementos diferentes en un solo plano evolucionaron enormemente con el desarrollo del llamado “Blue Screen” o Chroma Key. La razón de usar un color Azul o Verde es porque son dos colores muy sencillos de separar de forma electrónica, aunque por aquella época «sencillez» como tal era realizar hasta 12 copias interpositivas, como podemos ver en este ejemplo:
La llegada de los ordenadores al mundo del cine supuso toda una revolución. Los efectos especiales de TRON (1982), con el primer personaje “digital” de la historia, o “El secreto de la Pirámide” (1985) marcaron un camino que redefiniría toda la industria para siempre:
El uso cada vez más intensivo de técnicas de computación nos llevó a límites increíbles, como en Jurassic Park, todo un hito en efectos especiales que hoy día sigue siendo vigente sin apenas verse costuras.
Pero la gran revolución llegó con el tratamiento del color y de la imagen, en un proceso llamado Digital Intermediate. Hasta ese momento, la manipulación del color seguía realizándose directamente en el negativo, pero todo cambió con la película “O`Brother” en el año 2000, en la que por vez primera se realizaba un tratamiento de color de principio a fín:
En cinco años toda la industria ya editaba las películas de forma digital.
La entrada de cámaras digitales al mundo del cine también era cada vez mayor, con marcas como RED, ARRI y SONY como principales abanderados.
Pese a que las cámaras, los efectos, la edición y la postproducción era en formato digital, la transferencia a celuloide seguía siendo esencial, pues era la forma de ver las películas en el cine.
Faltaba un último escollo.
EL CINE DIGITAL
Como hemos visto, los procesos digitales se usan actualmente en casi todas las áreas. Aunque se sigue rodando en negativo de 35mm y últimamente en 70mm, el resto de procesado es digital. ¿Porqué seguir proyectando en celuloide?. Quizás porque resulta más “agradable”, quizás por nostálgia, quizás por darle un “toque especial”. Es cierto que al final son sensaciones, pero también tiene su lado negativo.
Y es que de ese fotograma original que se ve como “master final” en la sala de edición a lo que luego se verá proyectado, hay bastantes diferencias. Vamos a hacer un pequeño repaso de las mismas.
Partamos del siguiente fotograma original. Perfecto, impoluto:
He elegido un fotograma de una película de animación porque es donde más se pueden apreciar las diferencias. Bueno, y también porque me encanta la animación…
Bien, el siguiente paso consiste en realizar una copia positivada. Es decir, pasarlo a film de proyección, Este proceso se llama KINESCOPADO, que es el proceso inverso al TELECINADO. En este paso surgen las primeras diferencias, pues dependiendo del film a positivar, habrá cambios en el color, los cuales se tratarán de contrarestar realizando un etalonaje (corrección de color). Este sería el resultado aproximado, exagerando un poco para que se aprecien detalles:
Se puede apreciar, además del cambio de color debido al positivado, que se pierden ciertos detalles finos y se aprecia el grano de la propia película impresa.
Aquí además existe un segundo problema, y es que las películas están divididas en BOBINAS, las cuales tienen una duración máxima de 20 minutos. Al cambiar de bobina, cambia también la emulsión, pues no hay dos emulsiones iguales, con lo que cambiará también el color ligeramente entre una y otra bobina. Es por ello que el cambio de bobina NUNCA se hace en medio de un plano, pues se notaría claramente el cambio de color. Y obviamente, cada COPIA de la película tendrá emulsiones ligeramente diferentes. No hay dos iguales.
Bien, hasta aquí, nuestro fotograma original ha experimentado unos cambios que aunque afectan a la colorimetría (algo que muchos directores de fotografía odian porque no pueden tener control sobre ello, con la consiguiente decepción), y han añadido un grano que hasta incluso puede beneficiarle, en parte.
Pero es en la proyección donde se verán los principales defectos.
El primero de ellos será el viñeteado del fotograma. Al usar una fuente de luz que no es homogénea, obtendremos más luz en el centro que en los bordes, debido a la naturaleza analógica del proyector. También tendremos los bordes de la imagen difusos debido a la ventanilla de proyección. Lo vemos aquí:
Claro, estas son las condiciones “ideales”. Pero sucede que conforme se realizan sucesivos pases, el celuloide se va degradando, añadiendo rallas e impurezas, que se añaden a la mezcla anterior:
Por si fuera poco, el desgaste mecánico y la mala manipulación de los proyectores pueden hacer que la reproducción de la película oscile, notándose claramente en los planos fijos.
También, la fluctuación de la luz, debido a cambios de amperaje de la fuente de luz y el flickeo originado por la cortinilla del obturador, añaden más caos.
Por último, el enfoque de la misma, que es totalmente manual, puede dar al traste con la proyección, pudiendo verse desenfocada durante toda la proyección.
Todo esto es apreciable en movimiento, y he realizado una simulación, un tanto agresiva pero ciertamente real, de todos estos defectos:
Aunque yo personalmente no he llegado a ver algo así tan bestia, sí he sufrido de proyecciones realmente malas, que hacen que la experiencia sea bastante negativa.
Por eso, cuando asistí por vez primera a una proyección de cine digital, me quedé absolutamente alucinado.
Y eso que eran las primeras proyecciones digitales, muy lejos de lo que tenemos actualmente.